“El internet que queremos”, el vibrante mensaje de una hacker feminista de Berlín

El Internet y su historia

Hola.

Soy Fiona y tengo 26 años, o sea casi la edad del World Wide Web. El WWW se desarrolló más o menos en el año 1991 y desde entonces se fue configurando de forma muy diferente a lo que se había pensado inicialmente.

Hace 10 años mis padres seguramente no hubieran pensado que iba a estar aquí un día, en la Ciudad de México, contándoles algo sobre el feminismo y la Red. Y cuando se empezó a desarrollar Internet tampoco se pensaba que íbamos a organizar un intercambio entre feministas mexicanas y alemanas a través de Skype, y que íbamos a grabar esa conversación para después poder enviarlo a las masas.

El Internet y su historia están marcados por malentendidos y equivocaciones. Este patrón se mantiene hasta hoy: la última estimación equivocada se refiere al potencial democratizador de Internet y a la esperanza de que podría ofrecer una plataforma a las voces no escuchadas. Pero la libertad de expresión que muchxs adquieren en la Red hace que otrxs sean calladxs.

Hoy quiero contarles de estos malentendidos y de las evoluciones imprevistas —y también de cuál sería un Internet según nosotras: ¿cómo se vería una ponderación feminista?—. Y quiero hablar con ustedes sobre las posibilidades que hay para lograr precisamente eso y de qué manera las iniciativas y activistas ya trabajan para lograrlo.

Las equivocaciones del Internet

Cuando Internet se desarrolló a finales de los años sesenta y todavía se llamaba ARPANET, era con la idea de que sirviera a una mejor distribución de la capacidad de proceso de las computadoras y para usarla entre las universidades. Internet ofreció diferentes servicios, entre otros la transferencia de archivos, o sea datos, pero también correo electrónico. Esto último se convirtió rápidamente en el servicio más usado.

En los años noventa la Red experimentó una evolución significativa por el hecho de que Tim-Berners Lee desarrolló la red mundial “World Wide Web”, o lo que es la red de páginas web y que hoy en día solemos denominar y conocer genéricamente como “el Internet”. Gracias a eso muchas más personas pudieron utilizar y acceder a la Red… también con fines comerciales.

Así Internet fue usado por cada vez más actores: periodistas, proveedores comerciales, autores, particulares (personas privadas), todxs ellxs pudieron usar, construir y discutir la Red. En California hubo una élite emergente de periodistas y técnicos que eran pioneros del uso del Internet y que a la vez marcaron la narrativa sobre el Internet de manera decisiva. Ellos eran programadores y periodistas de WIRED, artistas, oradores y emprendedores.

Uno de ellos era John Perry Barlow, quien redactó la Declaración de Independencia del Ciberespacio en 1996 y que se dirigía a los gobiernos. En ella dijo:

“Gobiernos del Mundo Industrial, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la mente. En nombre del futuro, les pido a ustedes del pasado que nos dejen en paz. No son bienvenidos entre nosotros. No ejercen ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos”. […] “Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento”.

La promesa de que el Internet funcionaría sin cuerpo, física y por lo tanto sin fronteras, prejuicios y leyes no solo está refutado por nuestras experiencias como mujeres en la Red, sino también por legislaciones que se vinculan con la materialidad de la Red. Existen servidores, existen domicilios, existe la propiedad de páginas web y hay leyes que impactan la libertad y calidad del Internet de diferentes maneras en diferentes países, que se refieren a la ubicación de los servidores o que encarcelan a personas por su legislación local.

Sin embargo el Internet no es solamente lo contrario de lo que John Perry Barlow prometió, de hecho mucho de aquello también se cumplió. Podemos en efecto comunicarnos globalmente, nos podemos conectar y podemos formular mensajes para las masas, sin tener que poseer una emisora de radio propia.

Ahora el término Web 2.0 contiene muchas de esas esperanzas. El “contenido generado por el usuario” (User-generated Content) democratiza el discurso público: Blogs, Twitter, foros y Youtube, la comunicación sin fronteras, la red interactiva convierte a todos y todas en emisor/a. El término clave en torno al discurso sobre la Web 2.0 es la libertad de expresión.

Ahora llego a la última equivocación de la que quiero conversar con ustedes: Se trata de la promesa de la libertad de expresión y de la posibilidad de volverse visible en la red y de crear y marcar discursos. Sí, obtuvimos la posibilidad de hacer uso de todo eso muchas veces. Pero existen problemas inmensos que no se pueden negar.

Sobre la situación de la comunicación en la Red

En los años noventa todavía había muchas autodenominadas ciberfeministas que soñaban con un espacio incorpóreo y sin género, libre de discriminación. Hoy en día se les podría calificar de ingenuas, pero con respecto a las narrativas dominantes de la red, tenía bastante sentido también soñar este sueño.

Lamentablemente esta realidad tiene otra cara hoy en día. Numerosos estudios demuestran que las mujeres son víctimas de insultos y de acoso con más frecuencia y con mayor probabilidad.

Anita Sarkeesian, una reconocida gamer, trata el tema del sexismo en los juegos de computadores en su formato de Youtube “feminist frequency”. Ese formato fue muy exitoso y recaudó numerosas donaciones —lo cual creó un escándalo en la escena de los gamers—. Este caso que fue denominado “Gamergate” e hizo más que visible la magnitud del sexismo y odio  hacia las mujeres.

Sarkeesian publicó las hostilidades y amenazas de muerte en un Tumblr e inició una discusión amplia sobre el odio en la red —lo cual la convirtió nuevamente en el blanco de hostilidades hasta el punto de tener que someterse bajo protección policial—. Aparte de ella también hubo otras mujeres que se expresaron con respecto a los juegos y que también fueron gravemente acosadas.

Este es un ejemplo que tan solo puede darnos una pequeña impresión de algo que probablemente muchas de nosotras conocemos. Muchas mujeres, feministas o grupos poco representados, son atacados e insultados gravemente por su aspecto físico, su color de piel, su sexualidad o por su opinión. Muchas veces eso lleva a que las personas se callen y se retiren. Por suerte no pasó en el caso de la personalidad fuerte de Anita Sarkeesian, sin embargo es intimidante y cada insulto en Internet es demasiado.

No existe casi ninguna plataforma que no tenga este problema —la parte de los comentarios de Youtube es el basurero del Internet—. Los periódicos y las revistas tienen que moderar los comentarios, en Twitter, en Facebook, en todos lados acechan los peligros. Y los operadores de las plataformas tienden a eludir cualquier responsabilidad. Hace poco Twitter decidió que iba a tomar medidas más eficaces en contra del acoso, pero hasta hoy se espera una solución.

¿Qué Internet queremos?

Quiero dar un paso para atrás con ustedes y dejar de lado todo aquello que se desvía de las ideas en torno a la libertad de expresión y de los discursos.

Estamos más o menos en el año 2003, 2004, 2005 y sabemos lo que pasó y queremos hacerlo de otra manera. ¿Cuáles son los deseos y demandas de una feminista al Internet?

Aquí hay 5 propuestas:

1. Queremos un Internet en el cual podamos conectarnos e intercambiar.

Con eso quiero decir que podamos usar las oportunidades digitales para conocer otras feministas y para intercambiar nuestras estrategias y perspectivas. Pero no solamente que podamos informarnos entre nosotras, también poder juntarnos, conectarnos, planear acciones para formar una masa aún más grande y crítica.

2. Queremos una red donde podamos hablar sin miedo

En cuanto a nuestra seguridad, nos acechan numerosos peligros y muchas trampas en la Red.  No solamente podemos convertirnos en el blanco de hostilidad, sino también podemos ser desenmascaradas y desanonimizadas por la seguridad insuficiente. Hay que acabar con esto. Los operadores de plataformas como  Twitter o Facebook tienen el deber de garantizar que sus clientes, es decir también feministas, mujeres, comunidades marginalizadas, puedan usar sus servicios sin tener que temer las consecuencias.

3. Queremos una red en la que el feminismo tenga su lugar, donde pueda comunicar sus intereses y perspectivas y donde pueda informar a quienes estén interesados/as.

La Web 2.0 nos prometió que las usuarias se podrían convertir en productoras. Con blogs, en Twitter, podcasts y revistas en línea nos podemos pronunciar, podemos poner al alcance de los y las lectoras lo que nos mueve y ocupa y lo que significa el feminismo.

4. Queremos una red en la que podamos participar activamente, al compartir y desarrollar nuestras perspectivas y nuestros conocimientos.

Durante el siglo veinte, las mujeres todavía eran una parte esencial del desarrollo informático, pero en el transcurso del tiempo fueron desplazadas de la informática, dado que las computadoras y la tecnología se convirtieron cada vez más en “cosas de hombres” con trabajos de prestigio. Esto tiene que cambiar. La tecnología y la Red nos conciernen a todos y a todas y se toman decisiones a diario que cambian nuestra vida. Pero en la actualidad esas decisiones son tomadas principalmente por la minoría de este planeta: hombres blancos, muchas veces adinerados. Es importante que sean integradas diferentes perspectivas en el desarrollo de la técnica. Es por eso que yo considero tan importante que las mujeres también tomen parte en los asuntos de la informática.

5. Queremos una Red en la que seamos fuertes.

No todos/todas pueden hacerlo, pero me parece importante que hablemos sobre nuestras dificultades con la misma frecuencia que sobre nuestros éxitos en la red, que no somos víctimas de hostilidades, sino personas fuertes con opiniones fuertes, que también contraatacan en caso de ataques y que pueden morirse de la risa de esos idiotas que no tienen nada mejor que hacer que insultar a mujeres en línea todo el día.

Esto es lo que queremos

No tenemos que empezar con eso desde cero. Al contrario, ya existen muchas iniciativas interesantes y hay feministas que ya pugnan con éxito por un Internet que corresponda a nuestras ideas. De hecho hay tantos proyectos que me vienen a la cabeza, pero elegí sobre todo proyectos de los que pensé que les podrían servir como inspiración:

Por supuesto, existen numerosos blogs y plataformas de feministas, seguramente ustedes también conocen algunos. En Alemania la “Mädchenmannschaft” (“equipo de chicas”) dio inicio hace algunos años y se volvió una voz fuerte y audible en el discurso de la red. Yo soy una gran fan del “Lila Podcast”, de una feminista que se llama Kathrin Rönicke y que hace podcasts periódicamente en torno a los temas de la Red y feminismo con diferentes colaboradores. Quiere decir que ella regularmente produce un programa de audio en el que conversa con otrxs. Me parece que los podcasts son un formato buenísimo, porque nadie puede interrumpirte.

Otro proyecto y modelo interesante proviene de la India —la cuenta de Twitter “genderlogindia” es supervisada por diferentes mujeres por una semana. Ellas postean enlaces, opiniones y discuten públicamente. Lo inteligente de eso es que nadie se vuelve vulnerable a ataques, ya que aunque compartan la misma cuenta, se presentan con identidades diferentes y ambiguas.

Heart of Code, quiero presentarles este proyecto en el que yo estoy involucrada. Somos un espacio de hackeo para mujeres y personas que se identifican como mujeres en Berlín. Nos fundamos el año pasado, después de haber participado en un campamento de hackeo. Ahí los miembros fundadores se dieron cuenta de que hay muchísimas mujeres increíbles que no solamente se interesan por la técnica, sino que también trabajan con eso de manera práctica y que tienen proyectos padres. Pero suelen estar aisladas. Entonces fundamos un espacio de hackeo para poder conectarnos mejor. Nos encontramos regularmente, organizamos días de hackeo, talleres y posiblemente tendremos nuestro propio espacio lindo de hackeo. Con eso queremos crear más visibilidad, darles la oportunidad a las mujeres de entrar al mundo de la tecnología y también a la comunidad del hackeo, para que sea más diversa.

Por cierto, somos uno de muchos espacios queer/feministas de hackeo y de mujeres. En Berlín hay —además de Heart of Code— Haeqs, un espacio de hackeo queer-feminista, en Brasil hay la “Maria Labs”, en Viena hay “Madame Balthazar”, que también es un espacio de hackeo de mujeres y existen muchas otras iniciativas y grupos.

Otro grupo interesante que pugna por más diversidad en la informática son las “Railsgirls”. Son una iniciativa de Finlandia que les enseña a mujeres como programar en el lenguaje “Ruby on Rails” mediante talleres. Entretanto existen Railsgirls en centenares de ciudades, también en Berlín. Los talleres son atendidos por alrededor de 70 mujeres y 30 mentores. Durante un día las mujeres aprenden a programar y al final del día han programado su primera Webapp. Muchas de las principiantes siguen yendo a los encuentros regulares de codificación para seguir aprendiendo a programar. Algunas de ellas ya han desarrollado sus propios proyectos, como por ejemplo “Speakerinnen.org”, una plataforma que lista a ponentes femeninas para que haya más mujeres en los paneles.

Me parece que estos proyectos demuestran por qué es tan importante que las mujeres participen activamente, dado que ellas tienen otras perspectivas en cuanto a problemas y soluciones. Hubo por ejemplo un “hackathon feminista” que trató solamente del tema “extractores de leche”. Parece que están tan mal diseñados y por eso causan mucho sufrimiento, entonces se juntaron varias para mejorar el aparato. En el “femhacks”, que es un “hackathon feminista” y se realiza globalmente en memoria de la activista asesinada Sabeen Mahmud, se desarrolló por ejemplo el “mapa de acoso”, un mapa dónde se pueden marcar casos de acoso de manera anónima.

Y lo que me parece muy importante son páginas con humor, autoconfianza y que no se toman muy en serio a sí mismos. El Heart of Code por ejemplo hace poco hizo camisetas y stickers con la frase “F.U.C.K.” que es la abreviación para “Mujeres y Cosas de Compu” (por sus siglas en alemán). Es algo parecido al dicho (irónico) “¡Mujeres y la técnica: mucha suerte/eso va a ser divertido!”, aludiendo a la idea de que las mujeres realmente no saben nada de eso. Ante eso queríamos reaccionar con un cordial “Fuck You!” y al hacerlo nos morimos de risa.

También me parece excelente la página “Safer Nudes” (desnudos más seguros). Tal vez se acuerdan del leak de fotos desnudas de algunas personas famosas, entre ellas Jennifer Lawrence, no obstante se omitió que también hubo fotos de hombres desnudos transmitidos por leaking.

Hubo algunos políticos que echaron la culpa a las mujeres por el hecho de haber enviado fotos desnudas. Eso es por supuesto un disparate total y es una humillación a las víctimas. La culpa es de las empresas que ofrecen servicios poco seguros y también de los que hackean las cuentas. Enviar fotos de personas desnudas es parte de nuestro cotidiano. La pregunta no es si amamos nuestros cuerpos, si nos parecen lindos y si se los deberíamos mostrar a otros. La pregunta es: ¿cómo lo podemos hacer sin ponernos en peligro? Para eso algunas activistas del grupo “Coding Rights” hizo el siguiente poster: 

 

Es un poster plegable, que informa sobre los canales seguros que hay para la transmisión de fotos de desnudos, ¡y yo adoro las ilustraciones!

Aufschrei: “El Grito”

Si no me equivoco, ustedes ya conocen la campaña "El grito" (Aufschrei). En 2013 algunas feministas alemanas comenzaron difundir el hashtag “el grito”, #Aufschrei, en Twitter. Contaron sus experiencias de sexismo diario y de sexismo no tan diario. Muy rápidamente se unieron miles de mujeres y hablaron de su realidad vital y de los ataques, insultos y agravios que han recibido en su vida.

Entonces yo informé cómo era para mí que me echaran los perros cada día o que tuviera que soportar el cat-calling (piropos). Todavía recuerdo mi sorpresa al respecto y como otras también estaban sorprendidas porque muchos hombres me hablaron en referencia a mis descripciones y me informaron de que ellos no sabían de la gravedad de la situación. “El grito” ayudó a visibilizar la situación actual con respecto a los temas de igualdad de género, sexismo y agravios. La campaña ha recibido muchísima atención y ha ganado un importante premio de los medios digitales.

Me he dado cuenta, además, de que las mujeres y las feministas se acercan a lo público en la Red también con otros formatos de comunicación. Es importante estar presente en lo público con una opinión fuerte. Pero también tiene que haber siempre espacios seguros a los que una se pueda retirar. No todas quieren y pueden exponerse públicamente y no todas las discusiones tienen que ser escuchadas en el espacio público. Me doy cuenta de que muchas iniciativas de amigas se reúnen en espacios cerrados. Se conectan por ejemplo a través de listas de correos o en Slack, que es un programa de chat que funciona por invitación y donde se pueden crear grupos.

Por ejemplo hay un Slack que se llama “Mujeres en Tecnología”, donde puedes solicitar ser invitada. En Berlín existe SUPERRR, un grupo de mujeres que trabajan principalmente en tecnología o en ONG y que se encuentran de forma irregular en bares. Llegado el momento, se recibe la invitación por una lista de correo o por el Hashtag #SUPERRR. El año pasado en el festival “Freedom”, en Valencia, se creó una lista de correos a través de un servidor feminista.

Hay muchas otras páginas y foros interesantes, pero solo podría darles información sobre Alemania. Estoy segura de que ustedes conocen ya maravillosas plataformas de México o que puedan descubrirlas. Les recomiendo la página Gender IT, donde pueden encontrar muchos artículos y textos sobre la web feminista. Además me encanta el trabajo de Tactical Tech, una ONG internacional con sede en Berlín que trabaja con los temas tecnología, vigilancia tecnológica, sociedad y género.

¡Vamos!

Lo que me gustaría transmitirles es lo siguiente: El Internet se encuentra en un cambio permanente, por eso nunca es demasiado tarde para hacer algo para que mejore, nunca es demasiado pronto para comenzar.

Por un lado podemos comenzar apoyando iniciativas ya existentes, o podemos simplemente copiarlas e integrar ideas propias. Podemos crear cosas nuevas en nuestras ciudades y comunidades. Pero tenemos que seguir luchando y tenemos que criticar el Internet, las prácticas digitales y la tecnología desde una perspectiva feminista.

Tenemos que defender un cambio, para un Internet seguro, feminista y justo o, aún mejor, construirlo nosotras mismas.

Traducción del alemán al español: Sarah Besch y Josema Enríquez

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